Entre el 10 y el 15 de septiembre se inició el curso 2020/21, marcado por las medidas de seguridad sanitaria.
Ilusión, reencuentros y hasta llantos de los más pequeños por separarse de sus padres. Así sería la crónica de cualquier otro inicio de curso. Pero este año fue diferente. A estas situaciones habituales, debemos incorporarle la incertidumbre por la situación en la que nos encontramos por la pandemia mundial. Todo eran nervios, ¿a qué hora me toca entrar? ¿Por qué puerta tengo que hacerlo? ¿Cómo haremos en los recreos? ¿Qué grupo de semipresencialidad me tocará? Esas eran las preguntas que todos nuestros estudiantes se hacían el primer día (el 10 para los más pequeños y el 15 para los mayores).
Esa incertidumbre se fue resolviendo poco a poco desde el inicio de las clases y ahora, después de una semana, nuestro centro ha recuperado el ritmo normal de cualquier otro inicio de curso. Ahora ya todos nos hemos acostumbrado a las normas, a limpiar nuestras mesas cuando volvemos del recreo o a desayunar en clase.
Si algo tenemos claro en toda la comunidad educativa es que, aunque este sea un curso diferente, lo aprovecharemos tanto o más como todos los demás. Que no importan las mascarillas que nos ocultan las sonrisas, porque sabemos leerlas en los ojos de los compañeros. Que, a pesar de las dificultades, este año seguiremos siendo uno a la hora de afrontarlas. Porque precisamente ese seguirá siendo nuestro lema en este curso: “Somos Uno” y, como equipo que trabaja unido, llevaremos a cabo todas las normas de seguridad que nos hemos puesto para garantizar que nuestro colegio es un lugar seguro para seguir compartiendo nuestras ilusiones de futuro. Sobre todo, porque sabemos que María Auxiliadora estará acompañándonos siempre en nuestro crecimiento, especialmente en este curso.
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