Triana lució ayer de celeste y rosa, arropando con cariño la salida triunfal de su madre que, tras años de espera, volvió a recorrer las calles de su barrio junto a su gente.
A las 18:00 de la tarde de ayer, las puertas de nuestra parroquia de San Juan Bosco abrían sus puertas para comenzar el punto álgido de las celebraciones de nuestra madre Auxiliadora. Con sentimientos encontrados comenzaba el final de su fiesta, que empezáramos el domingo 7 de mayo con su bajada. Hoy, nuestra madre volverá a subir a su camarín con más peso, el del cariño demostrado por todos sus hijos que la han acompañado durante este mes y, especialmente, en la tarde de ayer por las calles de nuestro barrio.
Con la ilusión de muchos que llevaban a San Juan Bosco y a María Auxiliadora sobre sus costales, con la alegría de cuantos los acompañaban en un cortejo numeroso y lleno de alumnos y representantes de todos los ambientes de la casa y representación de hermandades que con su cariño quisieron hacerse sentir cerca en este momento tan especial para nuestra comunidad, comenzaba la procesión a discurrir por las calles de Triana.
Acompañaban musicalmente la procesión la Agrupación Musical de Santa María de la Esperanza, del Polígono Sur, a San Juan Bosco y la Banda Musical Fernando Guerrero, de los Palacios, a María Auxiliadora.
Empezando por San Jacinto, con el saludo a la Hermandad de la Estrella en el ecuador la misma, para acabar revirando hacia la calle Pureza en busca de la Esperanza de su barrio y continuar visitando a la Señora, Santa Ana, para después retornar a su barrio, Prosperidad, Trabajo y Voluntad. Tres calles con sabor al deseo ferviente de una madre hacia sus hijos. No menos emotiva fue la recogida, con una iglesia atestada de feligreses que recogía a su madre agradeciéndole que haya bajado, un año más, a recordarnos que tenemos una Madre que cuida de nosotros, que está en el cielo y se llama Auxiliadora.
Que la Virgen nos tenga siempre bajo su manto protector.