Nuestros alumnos del Ciclo Formativo de Grado superior en Administración y Finanzas han finalizado su actividad complementaria consistente en la realización de un viaje de estudios que les ha llevado a pasar por las ciudades de Mérida, Salamanca, Ávila y Cáceres.
A continuación puede leerse la crónica de dicho viaje:
6.45 horas del 14 de diciembre, festividad de san Juan de la Cruz. Un grupo de 42 alumnos del ciclo superior en Administración y Finanzas y dos profesores, cargados con sus maletas y algo de sueño (y muchos sueños) inicia su periplo en el autobús de José, buena gente, uno más del grupo. Este viaje comienza en una mañana lluviosa, aún de noche. Abandonamos Triana rumbo a Mérida, el retiro dorado de aquellos romanos eméritos de entonces que nos han legado hasta nuestros días un paraíso de la cultura. El teatro romano, el anfiteatro, la casa del anfiteatro y la iglesia de santa Eulalia hacen las delicias de este grupo que ya ha repletado Instagram con stories de influencers profesionales. A partir de aquí tendrán que poner atención, porque cada noche, en los postres, explicarán en inglés lo que más les ha gustado. Una experiencia que para el cronista ha sido…inolvidable.
En UCETA, la Unión de Cooperativas de Extremadura de Trabajo Asociado, nos atienden de maravilla y es donde se despierta en alguno de los asistentes la idea de ser emprendedores. Conocemos entonces el funcionamiento de las cooperativas y cómo funcionan en Extremadura. Sin lugar a dudas, una ventana abierta a las oportunidades. Otra más que se llevan.
Llegados a Salamanca, la ciudad donde la Universidad es el motor de la vida, todos empiezan a buscar ranas por todas partes. Aunque llueve, no será hasta que veamos la fachada plateresca más famosa de España cuando sabremos si volveremos o no a pisar esta tierra gracias a este famoso anfibio que casi todos llevan en peluches, camisetas, pulseras e imanes.
Viajamos a Ávila con emoción por conocer la historia de Santa Teresa de Jesús, la santa española más importante, doctora de la Iglesia y reformadora del Carmelo. Visitamos el monasterio de la Encarnación, donde el grupo termina rezando en la capilla de la Transverberación. En este año jubilar teresiano recién iniciado, la visita a la casa natal de santa Teresa supone una oportunidad para conocer aún más que somos lo que somos gracias a nuestras raíces. Suena “Salve, don Bosco Santo” en algún teléfono móvil. Ya lo llevan dentro.
En el mirador de los cuatro postes y en la muralla se viven momentos de grupo, de admiración por la ciudad, confesiones personales, agradecimientos… Ávila supondrá para el grupo un lugar para recordar por su monumentalidad y su acogida.
De nuevo en Salamanca el grupo, por fin, descubre la rana en el “templo del conocimiento” de Unamuno, personaje fundamental en la historia de este viaje. Recordamos el discurso ante Millán Astray en su aula y visitamos la universidad más antigua de España que tras ocho siglos sigue viva y vibrante.
La casa Lis nos ofrece un ejemplo de Art Decó puro y elegante, la Catedral vieja y la nueva nos hace pisar suelo de historia viva y rezar por el alma del padre de nuestro director titular. De nuevo, la búsqueda del dragón comiendo helado y el astronauta, esa paradoja de la historia en piedra, despierta la curiosidad del alumnado. Hasta que un paseo por las calles de piedra les conduce al puente romano, desde donde contemplan el discurrir del río Tormes, caudaloso y ruidoso, y donde un perro llama la atención de todos. Las fotos de la ciudad desde este monumento histórico son bellísimas.
A las 10 de la mañana del sábado 17, víspera de la Esperanza, nos dirigimos a Cáceres, ciudad monumental, donde nos recibe el arco de la Estrella y muchas piedras que hablan de historia y gente. Tras un hermoso paseo y después del almuerzo, José, el chófer, uno más de nosotros, toma las riendas de la situación, despertándonos de este sueño histórico, donde los dos profesores que han acompañado al grupo han aprendido a ver con ojos más jóvenes la realidad que nos rodea. Porque todo esfuerzo tiene su recompensa si recibimos de vuelta miles de anécdotas y risas, buenos momentos que perdurarán en el tiempo. Porque estas cosas nunca se olvidan. Ahora toca pensar en el siguiente.